El muro de Berlin

Ejercicio I
#PoemasRoxanaBogacz

Un modesto joven se dirigía en pleno verano, desde Hamburgo hacia Berlín.
Pasaría allí dos o tres semanas.
Su entusiasmo juvenil se notaba claramente en su rostro, de tonos lavados.
Su pelo lacio, mucho mas claro que el trigo, sus ojos tan transparentes, parecen contener un plus de agua junto a las lagrimas aun no vertidas. Un rostro común en aquel paisaje.
En su bolso cuenta con poca ropa de abrigo, algo grueso hay que llevar, le advirtió si abuela, cuando preparaban el equipaje.
Unas zapatillas baratas que poco conservan de su blanco original, algunos pantalones a la rodilla confeccionados por Berta  con retazos comprados en la fabrica donde es costurera.
Un sombrero de paja, con ala para proteger esa transparente piel.
Fritz acaba de cumplir 18años y es la primera vez que viaja a Berlin.
Además va solo, cosa que le da ilusión.
Sabe que en la estación lo espera su familia, aunque no conoce a ninguno personalmente.
El muro, este nuevo muro, que ha generado tantos lamentos, los mantuvo separados desde cuando puede recordar.
Berta su abuela le dijo que esté tranquilo, seguro te identificaran a pesar de no conocerte.
Varias horas dura el viaje? Cada tanto mira el equipaje, verifica que esté bien ubicado para que no se caiga de la rejilla que descansa sobre su cabeza y constatando, que nadie se lo lleve mientras dormita.
En su memoria solo existe su abuela, no recuerda a ningún otro portador de su misma sangre, pero asi es sobrevivir en una ciudad con una cicatriz, que la dividió en cuatro partes primero y luego en dos.
 Ay Berta, que mujer dulce pero de pocas palabras. Poco y nada le contó de como quedaron en distintos sectores, seoarados del resto de la familia, en esa dramática ciudad.
Estaba a punto de enterarse de todo, no podía asegurar que estaba preparado pero si muy muy ansioso.
Tres semanas para rescatar mas de dos décadas de recuerdos no compartidos.
Finalmente el tren de color amarillo ingresó a la estación terminal.
Desciende del vagón transpirado, cansado y curioso...
Se agrega a un enorme gusano de individuos que parecen dirigirse sincronisadamente hacia la zona de los molinetes.
Del otro lado una mujer de edad poco precisa levanta los brazos para que la vea.
Parece muy mayor para ser su madre, lo besa mojandole el rostro con lágrimas irrefrenables.
Fritz mi amor y un quejido de animal herido, entrecorta sus palabras, luego le susurra al oído que no haga comentarios, ni nada que los ponga en evidencia frente a desconocidos.
--estoy aqui gracias a una persona influyente, que me hizo el favor porque me quiere.
-papá?
-No, no, ya te explicaré.
-debo decirte mamá?
-por qué, por qué quedé solo del otro lado?
-mas tarde, aqui no, por favor.

Viajaron en un vehículo compartido que tenía licencia para cruzar de un lado al otro en raros casos justificados.
Anduvieron hasta llegar a uno de los barrios mas humildes de la ciudad.
-sólo espera a llegar, e intenta ser compasivo por favor.
Fritz al descender del Ford, siente miradas que lo escrudiñan desde ventanas cercanas.
Su madre, Clara vuelve a abrazarlo para asegurarse que es real, que está allí.
En la pequeña cocina una fuente con frutas y una pequeña torta son su muestra de bienvenida, acomodadas sobre un mantel bordado bastante deteriorado.
En un estante del mueble verde, descascarado un retrato de una mujer con grandes ojeras, sostiene en cada brazo un bebé tan rubios como él.
-Fritz, ven aqui, quiero presentarte a alguien.
Corre la cortina de tela que alguna vez fue verde como el mueble y alli en su casi destruida silla de ruedas Fritz reconoce a la copia idéntica de si mismo.
-Fritz, Hernan.  Hernan, Fritz. Necesitaban estar juntos para poder enterarse.
Se miran como si vieran a Dios o al mismo  demonio.
Fritz le pasa un brazo sobre los hombros preparandose, como si fuera posible, a escuchar.

-aquella noche, cuando huimos su padre cargaba a Fritz y yo a ti Hernan, perdoname.
Ustedes lograron pasar, pero inmediatamente, oi el sumbido de un disparo y vi caer a tu padre,.
Antes de desplomarme y aplastar a Hernan vi a una persona recogerte.
Fui rápidamente capturada, los guardias tuvieron compasión ante semejante tragedia y no me denunciaron.
Todos estos años envié fotos de Hernan diciendo que te buscaba, intuía que seguías vivo.
Quien iba a sospechar de un gemelo idéntico.

Unos años después supe que te llamaban Fritz y que estabas bien cuidado.
Esa mujer te recibió y te crió sin pedir nada. Ninguna condición y desconociendo todo hasta que  vió la foto de la búsqueda y te envió,sin saber si volvería a verte y seguramente gastando lo que no tenía, para que te vieras presentable.
Fritz abrazó a su hermano  y  pregunto si habia fotos de su padre pero no las había.
Mientras pasaban los días, los mimó y alivianó el trabajo de esa mujer que ni por un momento dejó de buscarlo.
Una mañana, se despertó y le aviso a   Clara que debía regresar, pero prometió que volvería y estarían juntos nuevamente.
Clara toco sus contactos y Fritz paso sin problemas la estúpida frontera que dividía una ciudad que nació siendo una.
Fritz, ¿así debía llamarse? Lloró todo el viaje, al llegar, Hamburgo lo recibió con su olor familiar, no pudo esperar y corrió y corrió a los brazos de su querida Berta.
Rodeo con sus brazos a ese gigante de un metro cincuenta.
Con sus dedos peinó sus plateados mechones, la acunó diciéndole cuanto la amaba diciéndole gracias.
Ella tomó el rostro del muchacho entre sus manos y muy angustiada le preguntó- por favor, contame quien sos?

Abuela, soy el hombre que rescataste de bebé, el que recibió     tanto, tanto entre tus brazos, que ni en toda una vida podré retribuir, no hay otra historia que contar, soy el que vos criaste.

Roxana Bogacz

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