Siempre es sexi lo oculto



Elsa sale esa mañana temprano, cómo todos los días desde que comenzó el aislamiento social. Debe llegar caminando al trabajo, el transporte público es sólo para trabajadores escenciales. Tiene la ventaja de vivir cerca. 

Cómo tantas otras veces su pensamiento vuela más allá de las veredas y esquinas que recorre.

Cada tanto mira su celular, se olvidó los auriculares, además con el tapaboca ya es demasiado.

Es jóven, sueña con enamorarse aunque en esta situación de encierro parece imposible.

Salta de imaginar  el amor a pensar en sus próximas ocho horas en su trabajo. Todos y todo huele a alcohol y antisépticos. No se puede tomar mate, se extraña, ni se permite  comer en los escritorios para que nadie se saque el barbijo. Los horarios de almuerzo son individuales. 

En la oficina se escuchan las noticias todo el día, números de contagios, números de víctimas fatales, camas ocupadas, personal de salud comprometido. Nadie habla de un pronto final, nadie habla del amor, salvo los de la farándula, ellos siempre encuentran el modo de conocer a alguien.


Federico sale de su casa temprano está mañana. Su madre le pidió si puede hacerle las compras, pertenece al grupo de riesgo, él no tiene problema en colaborar pero justamente a esta hora preferiría escuchar el informe matutino.

Fede no lo está pasando bien con estas medidas del gobierno, no opina políticamente pero está harto, es joven, necesita emoción en su vida, amigos, chicas.

Así volviendo con las bolsas del supermercado, distraído pensando que tendrá a la noche otro cumpleaños de otro amigo por zoom se lleva por delante a una chica que va mirando su celular.

Se miran y se sonríen con los ojos, se disculpan y sonrojan todo a la vez.

Cada uno tiene que llegar a destino pronto, Elena para fichar, Fede por los productos congelados, pero no se deciden a continuar la marcha.

-Adivino que usas braquets- dice Elsa.

-Y yo adivino que no te pintaste los labios.

Ríen a carcajadas

-¿Sos de por acá? Dicen al unísono.

Vuelven a reir.

Tratan de quedar en verse en otro momento, sin tanto apuro y aunque esté prohibido.

Cuando ya se están separando, Federico le dice sensualmente:- No el la hora de quitarte ese barbijo. ¡Que sexi te queda!


Roxana Bogacz


Comentarios

Entradas populares de este blog

De besos

¿Cuando?

Herida