Volcán mujer
Hay un río de angustia subterránea
Inmedible, secreto, indetectable
que en mis ojos,
de repente estalla
Y mueve mi cuerpo,
espasmo involuntario.
Me advierte que allí está
disimulada, pero no ausente.
Esa actriz, secundaria del elenco,
irritada por ser ignorada,
casi una parte del decorado
desborda ríos de lágrimas y me delata
en plena escena y sin ensayo.
Es tan intensa, que logra agotarme
dejándome extraviada
en pensamientos oscuros
habitados de incertidumbres y terrores.
Resignada, luego, regresa a la sombra
se repite esto , tantas veces hasta hacerme comprender
que bajo la calma del espejado lago.
tras el místerio del volcán mujer
o en las profundidades
del océano gris azulado
hay silencios frágiles
y truenos y rayos agazapados.
Roxana Bogacz
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