Los celos
Los celos lo cegaron
No le dió tiempo a explicar nada
No permitiría que fuera de otro.
En un instante la roció y la prendió fuego.
Ahí mismo comprendió que ya nunca más
disfrutaría de sus caricias,
que por mal amor
jamás volvería a mirarse en esos ojos dulces azulados, no haría de sus caricias.
Se entregó mansamente en la comisaría, no le quedaba nada por perder,
todo quedó arruinado, hasta los futuros recuerdos llenos de alaridos de dolor causado por sus propias manos
Roxana Bogacz
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