Mundial 2/11 consigna el barrio

 Y tenía que llover


Salgo por la mañana, intento  cumplir la consigna de hoy, al salir del ascensor saludo al vecino del once a qué espera para subir con sus tres perros raza callejeros, le pregunto si alguno es nuevo pero no, el último lo adoptó hace cuatro años y afirma, más de tres no, cuota completa, mientras nos despedimos observo que usa aún hoy iniciado el mes de noviembre, su gorro de lana, muy sobrio pero supongo que caluroso.

Saludo al señor de seguridad, Miguel y al llegar a la vereda dudo de continuar con el objetivo, todo está húmedo y patinoso, algo algunas compras dentro de la misma cuadra, intento retirar dinero en efectivo, ni Farmacity, Pago Fácil, Disco tienen efectivo, el banco tiene una importante cola en la vereda, no quiero esperar y postergo la tarea para la tarde. 

En ese corto trayecto ya me di cuenta que esta premisa, no es fácil.

El ejercicio requiere estar en la calle de una manera poco habitual, de manera consciente, presente, evaluar, sentir, descubrir.

Por la tarde volví a intentarlo, desde que baje del 128 en Corrientes y Medrano hasta Sarmiento y Gascon, tres cuadras. Decidí tomar por Medrano, menos ruidosa que Corrientes

 Lo primero que llamó mi atención fue un puesto de flores multicolores, hermosas, frescas, bien exhibidas y el aroma intensos de los jazmines. 

Cruce las dos arterias y la pizzería Imperio. Luces mesas en la calle, uno de los cambios que dejó la aún no concluida pandemia. 

Enfrente, la entrada escurridiza al subte B, nadie la encuentra, pasa desapercibida.

En medio de todo, me vuelvo a distraer, pienso en comprar frutas mientras paso varios negocios, el de accesorios, uno de ropa folk, uno de accesorios para celulares. La jugueteria dónde me encanta comprarles a mis nietos los regalos, otra casa de ropa, la ferretería que cerró, una regalería, Arredo, la dietética chica, la farmacia de aparatos, la dietética grande, la pescadería, una casa de blanco, la casa de pilates, también observo las veredas, las hay cuidadas, rotas, que forman círculos, otras rotas y hasta alguna con tablones, están las que tienen declive para garage y el cordón pintado de amarillo.

El cartel de la verdulería dice frutilla $150 el cuarto pero no hay, vuelvo a cruzar medrano y el eterno negocio de marroquinería se transformó en local para mascotas, pegado una peluquería que tiene más de veinte años. La escuela, no sé el nombre que vergüenza.

Sobre la acera, los contenedores de basura uno negro, uno verde. Cosas desparramadas por el suelo, supongo que algún reciclador las deja para los que se dedican a ese rubro.

Un poco más allá varios negocios de flores, resabio de cua en el sector de la iglesia evangélica estaba el mercado de las flores.

Cruzo Acuña y llama mi atención el edificio que tiene los medidores a la vista protegidos por una reja, más negocios de flores y plantas

La dietética cambió de lugar pero en la misma cuadra de Sarmiento, reflexiono que no es un buen cambio, antes estaba justo en la parada de los colectivos, debía vender más, ahora post encierro hay una panadería más y un kiosko menos, saludo al zapatero y cuando llegó al bar de la esquina ve una chica caída sobre el pavimento, dos monopatines eléctricos y dos chicos la acompañan, supongo que esperan alguna atención médica. Me fijo pero no está enfrente el chico que vende mangos, paltas y frutillas, seguro no vino por la lluvia. Sigo camino a casa, otro tacho de basura fue arrancado en la cuadra, caca de perro sin levantar, poste oxidado de tanto meo. Me acerco a la cabina de mi edificio donde se encuentra un policía de la ciudad y le comento que hay una chica caída en la esquina y que desconozco si el puede ayudar, inmediatamente se va para el lugar y yo regreso a casa habiendo hecho la tarea pero no he logrado distraerme bastante del objetivo.

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