Mundial día 3 los no lugares

 El tiempo.

El tiempo, se aplasta, se estira, se pegotea, se confunde. Hay día pero no hay noches, la luz casi siempre queda encendida o entran de madrugada con platitos con pastillas surtidas, tensiómetro, unas tablas con un broche que sostiene los papeles de la historia clínica..

Hay pocas situaciones que me dan la pauta de que es un nuevo día, cuando siento un agujero en el estómago indica que es aproximadamente las 6 a.m., son necesarias doce horas de ayuno para algunos análisis, pero a eso se suma la demora que va aumentando según la habitación este al principio o al final del recorrido del extraccionista y de las chicas que reparten las bandejas con los desayunos.

Y otro momento es el del baño, me resisto a meterme baja la ducha, aunque después me siento mucho mejor, pero por lo general digo que no quiero.

Me cuentan que ya pasé por casi todos los pisos de este enorme sanatorio, para mí las habitaciones en cuanto al uso son todas idénticas pero las caras de mis visitantes cambian según sea UTI ( unidad de terapia intensiva) o piso común, yo ni me entero, todo me da igual, de hecho la cama es la misma desde que entré hace…. no sé, no puedo precisar cuántos días.

Tengo algunos flashes, algunos son visiones, deliro, veo a mi hijo y a sus amigos Paco y Flor sentados en el sillón cama del acompañante, me están velando. Me digo, no es real, sabes que largas internaciones producen estas cosas y automáticamente se desvanecen. 

Recuerdo a mi amiga sorprendida porque abrí los ojos. Está llorando apoyada en el marco de la puerta. Me dice casi en forma autoritaria, vos no te podés morir, vos no. No soporto una muerte más.

Ayer, creo que ayer, no lo puedo precisar, el kinesiólogo estaba en un programa de televisión y me tiraba besitos, que felicidad.

Se que estoy muy grave, hay muchos indicios. Llamados del exterior, de primos amigos, compañeros de trabajo.

Escucho que me van a transfundir y salta que soy grupo cero factor rh+, desde siempre doné sangre segura de ser -, error médico anterior. 

En el porta suero cuelgan ocho sustancias distintas, alguna envuelta en papel de aluminio, para protegerla de la luz, otra con una bomba que la dosifica, cada vez que termina un frasco chilla y todos corren como si de un incendio se tratase, por boca medicación para la gripe A, los médicos entran con cofia, antiparras, y equipo descartable de quirófano, el diagnóstico no es linfoma, los pulmones tienen poca capacidad y mucha opacidad. 

Prefiero estar sola, tranquila, mi mamá insiste en entrar y yo no quiero que me vea así. No quiero ser la causa de su sufrimiento.

¿Cuánto hace que estoy aquí entre sábanas impecables, jeringas, estudios? Ni idea. No extraño mi casa, acá estoy más segura.

Es el cumpleaños de Sandro, me pasó toda la tarde escuchando mi adolescencia compactada. Estoy tranquila, mi amiga hermana puso un papelito en el muro de los lamentos pidiendo por mi bienestar, y yo no pienso defraudarla

Entra el cirujano, no quiero que me opere, me dice que el tampoco quiere biopsiarme, entiendo que para él no tiene sentido.

Afuera en el pasillo está toda la familia, sobrinos, hijos mi hermano mi cuñada ,algunas amigas que quieren despedirse antes de que entre al quirófano.

Uno de mis hijos se despide tiene que viajar, me susurra que no me deje hacer nada más.

Cuando despierto tengo puesto un respirador, las caras están relajadas, escucho una voz que celebra, - te lo dije, te lo dije que no era cáncer de pulmón, me pide disculpas, creia que yo sabía.

Develado el misterio, la bacteria que provoca la neumonía, el cuadro revierte rápidamente.

Cuando mi hijo llega al aeropuerto de Shipol luego de llorar las doce horas del vuelo, el celular no para de sonar. Se entera que ya estoy en un piso común, que ni bien termine el antibiótico me mandan a casa, el kinesiólogo pasa todos los días y bailamos tango para reforzar las piernas y acá estoy quince años después contando todo esto, sin ningún orden estricto pero celebrando la vida




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