Cronica


 


Crónica

9:50h  Estación Constitución, recibo a mi hijo Matías que llega de un campamento.

Lo subo al auto de mi vecino Daniel que también esperó a su hijo. Vivimos en el mismo edificio.

Con Mónica, su esposa,  tomamos un taxi para ir a nuestros trabajos.


10:15h Esquina Anchorena y Perón, toco el primer timbre para cobrar unas cuotas voluntarias para la institución para la que trabajo

-¡¿No sabe lo que pasa?! Suba,-contesta la mujer por el portero eléctrico.

Ya en el departamento, el televisor está encendido muestra la A.M.I.A destruida, suenan sirenas ensordecedoras en la pantalla y en las calles.


11h Llegó a la esquina de Pasteur y Tucumán cuatro cadáveres en fila sobre la vereda.

Una cadena de brazos transportando baldes con escombros.

Veo a Ana María, la auditora que es trasladada en una silla, tiene leves arañazos. Grita -mi hija, mi hija, la miro, le digo que la ví, sus ojos dicen que no, tiene razón, no sé qué me impulsó a decir eso, quizás el deseo de consolarla.


12:30h Doy un rodeo por Azcuénaga, llegó a Pasteur y Viamonte, me abrazo con un compañero joven aunque canoso que llora balbuceando - me quedé dormido, llegué tarde, me salvé. Las pocas veces que nos volvimos a ver nos abrazamos de la misma forma, cómo si el tiempo hubiera quedado detenido, cada vez vuelve a ser 18 de julio de 1994.


13:40h Sobre Pasteur, no puedo ayudar en nada, en realidad estorbo, decido dirigirme al hospital Ameghino a donar sangre, pero antes pido un teléfono en un local para llamar a mi casa. Está cortada la luz y el agua en toda la zona. Nadie atiende en casa, duermen pienso, estamos en vacaciones de invierno, luego me enteré que estaba la línea permanente ocupada, más de cincuenta personas llamaron para saber de mí.


14:30 Hospital Ameghino, un enfermero intenta organizar un poco la situación. -Mujeres menstruando y o empleados de A.M.I.A NO donan. Levanto mi mano, entro en las dos categorías, pero tengo grupo 0 factor rh-. Obviamente me aceptaron.


18hs Avellaneda, llegó a mi casa, mis padres lloran, esto duraría toda la semana, soy viuda, de haber estado esa mañana en la oficina hubiera sido muy probable que mis hijos quedarán huérfanos.


Toda la semana el teléfono no para de sonar.

Yo trabajo como voluntaria en distintos puestos.

El primer día que almuerzo en familia mi hijo Leandro, el mediano me pregunta:-¿Mamá seguís soñando con los camiones azules que vacían la A.M.I.A?


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