Aceptación

 "La comprensión nace de la humildad, no del orgullo del saber".

"Dónde el corazón te lleve"

                          Susana Tamaro


Hola, mi nombre es Laura, Laura schwartz.

Me encuentro en el salón V.I.P. del aeropuerto de Fiumicino.

He viajado alrededor del mundo dando conferencias y participando en debates académicos pero nunca, nunca acepté participar en ninguno que se desarrollara en mi país, Argentina.

Tantos años.

Tanto dolor.

Llevo poco equipaje, para pocos días y en el bolso de mano, las cosas típicas, pasaporte, lentes, medicamentos, lo elemental y más de cien carta y varias cintas de mi recientemente fallecida abuela Zurche, único contacto familiar que conservé luego del fatídico accidente.

No pude perdonar a ninguno, tampoco culparlos, sólo que no pude volver a mirarlos a los ojos, sólo a la abuela presente en esta colección de sobres con varias y estampillas de la primera época, con hojas rayadas, en papel transparente hace más de veinte años, cartas en las que aún me escribís sobre mi padre, que en paz descanse y sobre mi hermana, intentando reconectar nos.

Ni siquiera lo intenté, ellos me escribieron pero yo rompí o quemé todos sus sobres. 

Mi padre, mitigó su dolor yéndose rápidamente a vivir con una nueva mujer, dejándome sola en en esa enorme y lujosa casa con mis escasos veinticuatro años y mi título de ingeniera química.

Es notable que aún el más lujoso departamento no resulta cómodo en trances tan tristes.


Está cabina de first class, dónde muchos pasajeros ya están durmiendo tampoco es cómoda ni agradable para este triste retorno 

La azafata luego de retirar la vajilla pregunta si está todo bien, si necesito otra manta. Por el momento no, gracias.

Después de aquella terrible semana de sucesivos entierros, Pedro mi hermano falleció en el acto, era el conductor. Graciela su mujer, embarazada, dos días después pocas horas antes que la siguiera mi sobrina, Yanina de cinco años y un día después, mi mamá, Sofia, cómo siempre ella, la más complicada dejo de respirar viernes por la tarde, por lo que el velatorio se extendió hasta el domingo, según la tradición judía. 

Mi abuela, no estuvo presente, se quedó allá en Entre Ríos, nadie tuvo la cabeza para ocuparse de ella, hace veinticinco años de todo esto y nunca un reclamo ni un reproche al respecto.



La azafata parece notar el motivo de mi viaje, me a visto lagrimear y leer cartas amarillentas, se esmera en conformarme.

El segundo grupo de sobres, celestes, con el papel doblado sobre sí mismo y el franqueo impreso, me cuentan que mi hermana Poli se volvió religiosa ortodoxa, ya de grande, sólo tuvo tres hijos, y trece nietos, muchos de ellos con los nombres de los difuntos, la fé, su manera de sanar.

¿Cómo puede? Cómo aceptar a un Dios que permitió que una familia completa cayera desde lo alto de la autopista por una mala maniobra.


El piloto nos saluda, el clima en Buenos Aires es agradable, cielo nublado, temperatura 23°,  aterrizaje programado 19:30

Me pongo los auriculares del reproductor de cassettes, escucho la ya muy débil vos de mi bobe: querida Laura, ojalá hayas encontrado pazy logres abrazar a tu hermana y a tantos sobrinos nietos alguna vez. Yo sigo aquí en este lugar donde hace cincuenta años "después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, sólo ladridos de perros" llegamos con tu abuelo, lugar que nos dieron a los colonos judíos que vinimos de Europa.

No sabíamos nada del trabajo de la tierra ni de animales, solo de negocios citadinos y de libros sagrados, y que logramos convertir en un cálido hogar.

Durísima fue la adaptación.

Nunca imaginé tener una nieta doctora ni que llegaría a ver quince nietos.

Dios tenga en su gloria a los que ya no están.

DeseoDeseo que los títulos y los congresos te ayuden a soportar tantas ausencias y a aceptar.

Yo estaré siempre contigo allí donde el corazón te lleve.

Señores pasajeros por favor ajustar sus cinturones de seguridad, apaguen sus cigarrillos, vuelo a punto de aterrizar. 

Repaso la lista nuevamente de los regalos para todos los niños.

Los pasajeros aplauden.

Roxana Bogacz


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