Ejercicio día 1

 

Ninguno de nosotros sabía mucho sobre esa fotografía.
Nadie podía explicar quién era ese pequeño niño, pero por generaciones, quienes la miraban, sonreían recordando a algún abuelo o abuela, sonriendo al verla.
En la casa hubo muchísimos retratos sepia, blanco y negro y color, los más antiguos por lo general, las personas formalmente vestidos y tomadas en estudios fotográficos, aunque los nombres se iban olvidando a medida que morían los mayores, pero al menos sabíamos si correspondía a la rama paterna o materna..
Ésta mostraba un pequeño niño rubio con un cigarrillo en la boca y un gallo como mascota y el único dato la fecha sobre el paspartú.
Era un misterio, Ana recordaba que su abuela Berta contaba que su abuela Sofía sonreía al mirarla y así una ola de cariño pasaba de una generación a otra.
Un día un fuerte viento la tiró y rompió el marco, dejando descubierto el dorso en el que se veía una nota escrita con letras alargadas negras, en un idioma desconocido y más abajo en lápiz tinta, en un mal español, " quizás un día lo sabremos"
Más o menos para aquel entonces Eduardo comenzó a juntar la documentación para tramitar la ciudadanía polaca, cosa para nada sencilla ya que Polonia había sido invadida tantas veces que la documentación que tenía, parecía absolutamente incoherente.
Mientras iba de un funcionario a otro se le ocurrió aprovechar la ocasión para averiguar si alguien podía traducir aquella nota. 
El retrato paso por varias manos hasta que alguien sonrió al leer la nota, Fernando se entusiasmó, quizás desvelaría la incógnita antes de acceder a la ciudadanía.
El funcionario sonriendo le dijo: -aqui dice: "Guardo está foto con mucha ternura, no sé quién es, no es vecino de este pueblo pero es tan simpática, además es la primer fotografía que tengo en mis manos" y luego figuran dos iniciales y el año.
Continuará 
Roxana Bogacz

 


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