Esteban y Luciana

 Ejercicio Bar de Fondo Jueves 30/07.

              Lunes 21 de septiembre


Esteban termina su desayuno, acomoda los utensilios en el lavavajillas, se da una ducha se afeita y comienza a vestirse. Se siente algo nervioso y decide tomar un taxi para llegar al estudio, el tránsito en estas fechas es un caos.

Es un hombre maduro sumamente elegante y formal.

Mientras desciende en el ascensor piensa" mucho día de la primavera" pero que tornillo! Saluda como cada día a la gente de seguridad y ya sobre Libertador siente el aire helado, mientras se acerca al cordón de la vereda exhala humo por su nariz.

A una cuadra y media aproximadamente aparece un lomo amarillo, que es como Esteban llama a este transporte tal como lo hacía su padre, extiende la mano y el tachero le hace un guiño de luces.

"Listo" piensa, tendré tiempo de leer el diario tranquilo en mi despacho, antes de que se convierta en un ir y venir de empleados y asistentes.

De repente el taxi, su taxi aminora la marcha y se detiene dos o tres veredas antes de lo previsto. Una imponente mujer, con minifalda y campera de piel sintética toda de rosa abre la puerta del auto y está a punto de subir, Esteban congelado se acerca y le reclama al chófer y éste con gesto pícaro le guiña un ojo, hace un ademán con la mano y le dice —las damas primero, ¿vos me entendés no?

Ella cierra la puerta y con un mohín burlón le tira un besito a través del vidrio,mientras concluye  en su cabeza" cuando son lindos son maleducados".

Esteban, puteando bajito rumia entre dientes: — estás son las que después levantan las banderas de la igualdad y al pensar en el chófer, siente algo de bronca pero cree que él hubiera hecho lo mismo.

Mientras espera el siguiente auto recoge del asfalto una agenda color magenta, con perlas y brillos en la tapa y un señalador que es una pluma de ave teñida también de fucsia. Luego al tomar el siguiente taxi la revisa. No tiene nombre, dirección u otro dato del o la dueña. Por fuera parece de una colegiala pero en su interior hay fotos de familia, en algunas un señor tachado con liquid paper, rastros de lágrimas. Un solo dato le sirve para encontrar a su dueña, que por las fotos es la que acaba de irse en versión más sencilla, sin tanto maquillaje, en jean y feliz, ésta impresa le gusta más. 

             Jueves 24 de septiembre

Luciana


Luciana ya está lista para salir. Hoy su mini pollera es celeste pastel, se muere de frío pero es primavera y eso es lo que cuenta. Cada día se siente peor, "estas minas feministas con las campañas exageradas sobre el acoso arruinan todo, podés matarte en el gimnasio que los tipos ni te ven", siente.

Se da cuenta que su bolso está más liviano que de costumbre y se percata que le falta la agenda, se sonríe irónica,que chasco se va a llevar el chorro cuando vea que no es una billetera.

Se calza las botas bucaneras. Se pasa la planchita y sale, quiere conquistar el mundo, bueno o a alguien.

Cuando llega a la confitería se sienta en su mesa habitual, relojea el ambiente ansiosa, el mozo le trae el desayuno, dos medialunas con mucho almíbar, jugo de naranja natural y un café doble cortado, no necesita preguntarle qué va a tomar,"lo de siempre" sería la respuesta. Luego el mozo  le acerca los suplementos sobre temas de inmobiliarias de todos los periódicos del local, intentando disimular el deseo, cuando la mira.

Ella cada tanto hace un gesto de bajarse la pollera pero es solo un gesto, la intención  es llamar la atención a esa parte de su cuerpo.

Luciana resopla, "nada interesante, ni en el papel ni en las mesas, efectivamente va tener que cambiar la estrategia y abonarse a una página de solos y solas o de swingers y se llama al orden, " no podés estar tan desesperada".

Le hace una señal al mozo para que le traiga la cuenta y este se acerca y le informa en tono discreto, — ya esta paga. 

Luciana no comprende, lo mira con interrogación y Carlos le indica una mesa detrás de ella. —"El sr de aquella mesa la invita".

Luciana se sonroja, piensa en su pelo, en el maquillaje,, deja una propina y con la campera sobre su brazo se dirige la mesa indicada, mientras se va acercando duda, ya que el tipo ni la mira, desde un poco mas cerca distingue sobre el mantel algo color fucsia y ella se va tiñendo del mismo tono, se siente fatal, todos sus secretos sobre la mesa.

Esteban levanta la vista y la mira con ojos comprensivos, casi paternales, sus miradas dialogan, se relajan.

—Buen día dice tímidamente Luciana

—Buen día contesta él, que había pensado tratarla con desdén pero no le sale, la invita a sentarse. Su perfume caro, el de ella, invade el entorno. — Mi nombre es Esteban y vengo a devolver algo que no me pertenece.

Luciana sonríe, algo comienza a aletear dentro suyo

Ambos se van excusando del comportamiento del anterior encuentro, se cuentan de sus trabajos, todo fluye mejor que en cualquier cita.

Deciden volverse a ver, en definitiva viven en la misma cuadra, ambos necesitan compañía, Lu piensa "que manos tan prolijas y delicadas y sin alianza".



Roxana Bogacz








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