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Mostrando entradas de mayo, 2023

El Arcorisai

  El Arcorisai El Arcorisai es un arbusto milenario, poco conocido. Crece en zonas áridas del norte argentino. Nunca nace cerca de un poblado. Como mínimo a un kilómetro de la última casa de la aldea. A veces, se producen discusiones entre los que lo vieron al explicar su aspecto. Los ancianos se miran entre sí y sonríen. Ellos lo llaman el árbol de la soledad, pero es un secreto sólo de los mayores. El Arcorisai tiene un aspecto triste, es petizo y ancho. Casi igual de ancho que de alto. Sus ramas grises y nudosas se estiran como suplicando al visitante. No tiene perfume para algunos. Parece seco, cómo si su savía hubiera dejado de recorrerlo. Parece, solo parece. Si llegas acompañado o pensando en cosas mundanas no sucederá el milagro. Cuando algún pueblerino triste, angustiado llega hasta él, sus ramas se cubren de hojas carnosas formando un colchón y lo acunan. De las lágrimas del visitante brotan nuevos retoños de flores color ciruela, si en cambio el recién llegado es un amante d

Ilusiones

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 #poemasroxanabogacz Ilusiones ¿Cómo se puede lograr? Reunirse y emprender algo entre el hombre y la mujer, hasta parece un milagro. Ella habla de ilusiones, de confianza, de deseos. Él comenta de objetivos hechos concretos  y miedos.... La necesidad de dar la espera de recibir, las ganas de compartir, el agridulce extrañar. Para él es un combate, entre quedarse y huir. Un instante saborear, una eternidad sufrir. Pese a todo es posible, cuando se sabe esperar, cuando se logra confiar. Si a la voz del corazón se permite ser audible. Parecen dos extranjeros, hablando distinto idioma, no se entienden con palabras sólo los gestos dialogan. En esto hay condiciones no se da así como así, hay que mirarse y ser, estar dispuesto y querer, avanzar, retroceder. Con temor de no entender y volver a comenzar, aquí o en otro lugar, a entregarse y arriesgar? Roxana Bogacz

Fotopoema

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 Tomé sus manitos  delicadamente transmitiéndoles calma y en ese mismo instante  sin ningún preaviso y descaradamente secuestraron mi alma

Ajedrez

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 Cuento/ ejercicio: Estoy cansado, no veo la hora de irme a dormir. Mamá quiere que cenemos todos juntos y papá aún no llega. Mañana tendré clase de gimnasia, no debo olvidar además de lo habitual, la toalla y la botellita con agua. Miro la raya sobre la alfombra, forma un ángulo de 45°, esa línea divide claramente las luces y las sombras, es un reloj de sol, casi Ruido sordo de maderas entrechocando llegan, misteriosamente hasta mi -¿ Estoy despierto? Me acerco a la ventana, todo es oscuridad. El sonido proviene del placard, es un golpeteo seco y arritmico, recorro cada uno de los estantes y descubro que proviene, de la caja del ajedrez. No  veo las piezas, están dentro del estuche. No puede estar pasando. Cuando mi abuelo lo trajo esta tarde mencionó que es un juego muy especial. No le preste mucha atención, son cosas de viejo, me dije. Siento curiosidad y miedo entremezclados , pero igual abro la caja desplazando por la ranura la tapa, el ruido cesa.  Observo las piezas, están basta