La casa feliz

 #PoemasRoxanaBogacz


La casa feliz


La casa de Octavio es formal y ordenada.  

Toda ella está impregnada de ese aroma a chocolate atabacado que desprende su pipa.

El lugar preferido de este señor canoso es su silla mecedora estilo Thonet, está bien cuidada, orientada hacía el ventanal del balcón. Sobre uno de sus apoyabrazos, la manta tejida color verde inglés, su color preferido. A la izquierda , en el rincón, la lámpara de pie con pantalla beige un poco oscurecida por el paso del tiempo. Sobre la mesa ratona la colección de pipas, la lata de tabaco , los lentes de lectura, un encendedor de metal y el libro de turno marcado con una cinta roja en la página final de un capítulo.

Algunos cuadros de temas marinos adornan las paredes y en el perchero de pared el infaltable trío, todo en el mismo tono, gorra con visera, bufanda paraguas, y además la correa de Azabache su perro collie.

En el baño predomina el perfume a limón de algún difusor y expuesta orgullosamente la brocha y la navaja y junto a su cepillo de dientes otro fuxia. ¿Y esto quien lo dejo? Se pregunta mientras lo descarta. Menudo problema si Clara lo hubiese detectado hoy en su primer visita, no hubiera sabido qué decirle. No tiene ni idea quien lo puso ahí, marcando territorio.

Se dirije a la mesa de luz y constata que los preservativos están vencidos hace más de un año igual que los que guarda en el living. Que más da, por ahora son otras sus intenciones. 

Luego repasa la mesa del comedor, que es una continuación del estar pero con aires de grandeza. Ya está el vino, el candelabro, la vajilla de la cena. Suena algún disco de vinilo orquestal, no quiere parecer meloso. El piano junto a la pared esperará a otra cita. No es bueno mostrar todas las cartas en un primer encuentro.

Roxana Bogacz

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