Poema
Recuerdo la primera vez
nos miramos deseándonos
yo estaba con mis iguales
sobre un lecho de terciopelo.
Creí que te enamoraste
y luego, no
Es que no conocía
tu esencia dubitativa.
Ninguno de los dos
olvidó aquel encuentro.
Volviste y entonces sí
la pasión iluminaba tu cara
me sentí elegido
estar sobre tu piel
rodearte el cuello
me pareció el momento cúlmine
el más sublime
pero no, no.
Los labios infantiles
se acercaron
confiándome sus secretos
sus deseos, casi susurrados
para que vos no te enteres
¡Qué ternura! ¡Que inocencia!.
Ser acariciado,
atesorado sobre tu pecho
los deseos, los secretos
Ser tu collar relicario
es el paraíso, es perfecto
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