Siempre es sexi lo oculto
Elsa sale esa mañana temprano, cómo todos los días desde que comenzó el aislamiento social. Debe llegar caminando al trabajo, el transporte público es sólo para trabajadores escenciales. Tiene la ventaja de vivir cerca. Cómo tantas otras veces su pensamiento vuela más allá de las veredas y esquinas que recorre. Cada tanto mira su celular, se olvidó los auriculares, además con el tapaboca ya es demasiado. Es jóven, sueña con enamorarse aunque en esta situación de encierro parece imposible. Salta de imaginar el amor a pensar en sus próximas ocho horas en su trabajo. Todos y todo huele a alcohol y antisépticos. No se puede tomar mate, se extraña, ni se permite comer en los escritorios para que nadie se saque el barbijo. Los horarios de almuerzo son individuales. En la oficina se escuchan las noticias todo el día, números de contagios, números de víctimas fatales, camas ocupadas, personal de salud comprometido. Nadie habla de un pronto final, nadie habla del amor, sa...